La equidad y la inclusión social: Uno de los desafíos de la educación y la escuela hoy



por Miguel Soriano


Síntesis y principales conclusiones:

La población de América latina se caracteriza por tener sociedades fragmentadas y desintegradas a causa de la persistente pobreza y la mala distribución de los ingresos, lo cual a su vez genera altos índices de exclusión.

Desde los años 90 se ha intentado alcanzar la igualdad en los países  de América Latina formulando reformas en pro de la inclusión e igualdad, principalmente en la educación primaria, pero estas no han sido tan efectivas y en la práctica, aunque muchos países se adscriban a la Declaración de Educación para todos, la exclusión sigue estando presente, sobre todo para niños de zonas rurales, niños indígenas, niños con pobreza extrema y a los discapacitados.

Además de la desigualdad que poseen estos grupos, la privatización escolar va en aumento lo que aumenta la brecha social y produce lo que es tan característico en nuestra sociedad, la fragmentación y estratificación.
En los últimos años la inclusión ha ido tomando más fuerza para enfrentar los altos índices de exclusión, discriminación y desigualdad educativas presente en gran parte de los sistemas educativos.

Según Tomasevsky (en Blanco, 2006), existen 3 etapas para llegar al pleno ejercicio del derecho de la educación. La primera de esta consiste en otorgar educación a todos los excluidos pero en contextos segregados como escuelas especiales o programas diferenciados. Luego, se debe enfrentar la segregación promoviendo la integración en escuelas para todos, en este proceso los colectivos deben incorporarse a la escolarización disponible, es decir, los alumnos deben adaptarse a las escuelas y no las escuelas a los alumnos. La tercera etapa exige la adaptación de la enseñanza al sin fin de necesidades que pueda presentar el alumnado, promoviendo así la participación y aprendizaje de todos. Esta última etapa es lo que desea realizar el movimiento de la inclusión.
Existe la problemática de confundir integración con inclusión. Lo cual trae formas diferentes de pensar la educación y las políticas públicas. Por un lado, la integración hace referencia al colectivo de alumnos con necesidades educativas especiales que esperan recibir educación en escuelas comunes, no segregadas, recibiendo la ayuda necesaria para su proceso educativo y su autonomía. Sin embargo, la integración no ha logrado cambiar mucho de los sistemas educativos, más bien se ha trasladado el modelo de la educación especial a las escuelas comunes, centrándose así más en los individuos y dejando de lado las variables del entorno familiar, social y educativo. Por otro lado, la inclusión educativa va más allá, planteando la educación para todos y de calidad, garantizando el acceso, la participación y los logros de todos los niños y niñas, enfatizando aquellos colectivos que tienen mayor riesgo de ser excluidos. La inclusión pretende más una transformación cultural, considerando que el sistema debe ejercer un cambio para poder incluir a todos, sin importar su origen, las competencias que posee el individuo, entre otras. Además, como se dijo con anterioridad el establecimiento educacional debe ajustar su enseñanza al alumno  y no esté al establecimiento. La inclusión nunca acabara ya que siempre existirán diferentes barreras que superar.

La inclusión garantiza la participación de las personas en los diferentes ámbitos en los que se desarrolle y esta debe comenzar por la inclusión escolar ya que de esta manera se garantiza los derechos de los niños y niñas de ser escuchados, de tener participación en la toma de decisiones y lo más importante el derecho a educarse junto a otros, favoreciendo la diversidad de tal forma que el otro se ve como un otro valido y legítimo.
La inclusión pretende un sistema educativo diversificado para atender de forma adecuada las necesidades de los distintos colectivos para obtener aprendizajes equiparables para toda la población. Esto incluye a aquellos alumnos que no están etiquetados como alumnos de necesidades especiales.

Es necesario formar docentes inclusivos y capaces de educar a la gran diversidad de alumnos que puedan existir, es por esto que las instituciones que forman a los docentes estén abiertas a la diversidad, también es necesario hacer  consciente a los profesores de los múltiples contextos educativos y realidades, por último es necesario otorgar a los profesores conocimientos sobre las necesidades educativas asociadas a las “diferencias sociales,  culturales e individuales, estrategias de atención a la diversidad en el aula, la adaptación del curriculum y la evaluación diferenciada, por señalar algunos aspectos” (Blanco, p. 13, 2006).

Existe la propuesta de crear un trabajo colaborativo entre docentes y entre otros profesionales de diferentes áreas afines para atender desde distintos ámbitos la gran diversidad de alumnos, los cuales deben colaborar con el análisis, planificación, desarrollo y modificación de los distintos procesos educativos.

Breve comentario:

Está claro que es necesario una educación inclusiva tanto en nuestro país como en el resto de América Latina no tan solo para superar las brechas socioeconómicas que se reproducen una y otra vez debido a la falta de oportunidades de estos colectivos (niños indígenas, de zonas rurales, de bajo nivel socioeconómico, diferencias raciales, capacidades distintas, etc.), sino también para crear sociedades mucho más tolerantes, empáticas y respetuosas con las diferencias personales.

La propuesta que sugiere Blanco sobre crear una comunidad o una red educativa que enlace profesiones afines de las del profesor para educar a los diferentes colectivos siento que es una iniciativa necesaria de incorporar en el corto plazo, ya que aseguraría la calidad de la educación para todo el alumnado por ejemplo en la igualdad de oportunidades.

 
 Citas textuales:

“… el foco de la inclusión es más amplio que el de la integración. Esta última, en los países de América Latina y en otras partes del mundo, está ligada al colectivo de los alumnos con necesidades educativas especiales, y aspira a hacer efectivo el derecho de estas personas a educarse en las escuelas comunes, como cualquier ciudadano, recibiendo las ayudas necesarias para facilitar su proceso educativo y su autonomía” (Blanco, p. 5, 2006).

“Las escuelas inclusivas representan un marco favorable para asegurar la igualdad de oportunidades y la completa participación, contribuyen a una educación más personalizada, fomentan la solidaridad entre todos los alumnos y mejoran la relación costo-eficacia de todo el sistema educativo” (Salamanca,  1994, en Blanco, p. 8, 2006).

“Todos los niños y niñas son distintos en cuánto a capacidades, estilo y ritmo de aprendizaje, motivaciones e intereses, y estas diferencias están a su vez mediatizadas por contexto sociocultural y familiar, haciendo que los procesos de aprendizaje sean únicos e irrepetibles en cada caso. Desde la inclusión se considera que la diversidad está dentro de “lo normal” y el énfasis está en desarrollar una educación que valore y respete las diferencias, viéndolas como una oportunidad para optimizar el desarrollo personal y social, y como un medio para enriquecer los procesos educativos”  (Blanco, p. 11, 2006).


Referencia:

Blanco, R. (2006). La Equidad y la Inclusión Social: Uno de los Desafíos de la Educación y la Escuela Hoy. Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 4(3), pp. 1-15.

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