En este video podemos observar cómo al interior de las escuelas, por medio de prácticas pedagógicas formales e informales, se reproducen diferencias de género que consolidan y naturalizan normas en torno a lo masculino y lo femenino que terminan moldeando a los alumnos de acuerdo a lo que se les exige según su sexo, lo cual puede terminar muchas veces en discriminación, sexismo, y sentimientos de tristeza por no cumplir completamente con dichas expectativas, etc.
Si bien los ejemplo que aparecen en el video no pueden ser generalizados a todas las escuelas, en la mayoría de ellas, según los diferentes estudios mencionados se replican alguno de esos ejemplos. A modo personal, en mi experiencia en la escuela básica, nos dividían para la clase de educación física, donde las niñas realizábamos gimnasia artística, y los niños fútbol, siendo que habían compañeras que deseaban participar de lo segundo, y compañeros que no les gustaba el fútbol y preferían la gimnasia u otras actividades.
Del mismo modo, recuerdo que respecto a situaciones de violencia más explícita, si los niños les miraban los calzones a las niñas o les levantaban la falda, recibían un reto en base a una frase del tipo "ándate a tu puesto", pero se les recalcaba a las niñas que ellas debían ser más señoritas, andar siempre con las piernas cerradas para evitar que las miraran y no realizar juegos de niños porque parecían hombrecitos y corrían el riesgo de que se les viera todo, situando así la responsabilidad de evitar la violencia en las niñas, en vez de enseñar a los niños el respeto, ya que muchas veces también se asume que los niños por ser hombres poseen una sexualidad más marcada e incontrolable, y a las niñas se les enseña a "no provocar".
Así también, un tema que no aparece explícito en el video, es el hecho de que en esta educación se tiende a asumir la heterosexualidad como lo normativo, de modo que también este aspecto se legitima como lo correcto para ambos sexos, aunque nuevamente existiendo ciertas diferencias en lo permitido o no para niñas y niños. Por ejemplo, recuerdo que en el colegio si las niñas andaban de la mano estaba bien porque las niñas son tiernas y es señal de amistad, pero si los niños se tomaban la mano o se abrazaban mucho, eran reprimidos inmediatamente, sin mayores explicaciones. Esto se replica también en las relaciones entre los mismos alumnos, de modo que si luego algunos se abrazaban, el resto los molestaban. Aquí vemos dos violencias de género, en tanto se transmite e impone la idea de que los hombres no pueden abrazarse o darse la mano, y al mismo tiempo, que las conductas supuestamente homosexuales son negativas.
De este modo podemos ver que para construir una educación inclusiva no basta con aceptar las diferencias de aprendizaje explícitas, o con apuntar al cambio de la discriminación o injusticias explícitas, puesto que existen otras violencias más naturalizadas que de igual forma generan injusticia, estigmatización, exclusión, además de imponerse ciertas formas y contenidos de aprendizaje a los niños y niñas según las diferencias de género, violencia que es reproducida en los diferentes contextos de la vida de los alumnos.
Fuente: Universidad Pedagógica Nacional (2013). Video informativo sobre estereotipos de género en las prácticas docentes de la escuela. Recuperado de: http://www.youtube.com/watch?v=gW_9WuA1pPk
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